Tus párpados se mueven y la vida
respira.
Algo de transparencia se consume.
El mundo
se refleja en tu piel
cuando el dolor es una herida,
por aquellos que azuzan
la avidez, la desidia y la ambición,
y olvidan ese cuerpo
otro.
Y es ahí, bajo el filtro
de toda transparencia,
donde se ve en el rostro ese dolor
de humana hembra.
A sí misma se crea la mujer
para engendrar al otro.
Foto:
Carmelo Bongiorno
Poema:
Nicanor Vélez
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